Chile: Una sociedad compradora
En el libro “El Consumo Me Consume” del autor Tomas Moulian se describe detalladamente cuáles son los motivos, conductas y razones para que en los últimos años la sociedad chilena se transforme en una sociedad completamente consumista. Se puede decir con certeza, que todos los chilenos somos habituales consumidores, lo cual no está mal (de hecho sería un error total aseverar que el comercio no debería existir como tal). Sin embargo, debería existir una mayor educación del consumo para que se genere un sano ambiente de éste, sin que este degrade familias completas económica y socialmente, o que simplemente provoque un tal grado de dependencia que impulse a una “adicción” al consumo.
En primer lugar, para demostrar cuál es el problema que estamos sufriendo en el día a día, cabe destacar que es prácticamente imposible no caer, aunque sea en muy pocas ocasiones, ante el bombardeo de propaganda que sufrimos. “La propaganda seduce, glorifica los productos, ensalza las oportunidades”¹(pág 11/40 párrafo 5). De esta real y profunda afirmación, se desprenden muchas y complicadas conductas de nuestra sociedad. Entre ellas: El hedonismo de nuestra cultura chilena. Si todos los momentos que estamos escuchando radio, viendo TV, caminando por la calle, comprando en el supermercado, y un sinfín de ocasiones, recibimos a veces incluso inconcientemente datos y fotos de objetos para llamar nuestra atención. ¿¡Cómo lo hacemos para sobrevivir de este ataque cotidiano!? Ahora, se producen naturales consecuencias. Si el otro tiene, yo también quiero. Si está en oferta, lo necesito. Si yo quiero ser como el de la foto, lo copio. Si mis compañeros de trabajo van a Europa, ¿por qué yo no? De esta manera no es tan complicado entender por que Chile, al igual que otros muchos países, tiene una sociedad hedonista. Hedonismo por definición de la Real Academia Española significa “Doctrina que proclama el placer como fin supremo de la vida”. Según Tomas Moulian “La disposición hedonista conduce al gasto, a veces al despilfarro”²(pág 17/40 párrafo 3). Según expresa la ley de autorregulación publicitaria y abusos de la publicidad n° 16.643 publicada por Eduardo Frei Montalva (CONAR Consejo de Autorregulación y Ética Publicitaria) “La publicidad es una actividad humana eminentemente creativa. La libertad, por su parte, incentiva y desarrolla los talentos y la creatividad que poseen los seres humanos. De ahí que la actividad publicitaria para ser potenciada necesita libertad…” Hay que formularse la siguiente pregunta ¿Libertad? ¿El consumo (que a este punto ya es un claro sinónimo de propaganda masiva y sociedad hedonista) requiere de libertad total? Es más que obvio que esto no es así. Lo único que se ha generado y continuará generando a menos que ocurra un cambio rotundo de pensamiento de los chilenos es una constante y extremista cultura hedonista.
Por otra parte, otro factor interesantísimo a analizar es el fenómeno ocurrido por la cadena del crédito. Es sabido que hoy circulan aproximadamente 10 millones de tarjetas de crédito en Chile, lo cual significa que una alta mayoría de la población tiene acceso los beneficios, mejor dicho facultades que estas les otorga. Prácticamente todos las personas que tienen la posibilidad de poseer una de estas tarjetas ya tiene al menos una. Tener esta opción que reemplaza el dinero, significa para muchos y me incluyo en éstos, que gracias a éstos famosos y concurridos plásticos no existe un no puedo frente a comprar algo. Siempre se presenta la alternativa de endeudarse y pagar a largas e interminables cuotas que terminan costándole a uno el doble del precio original. Este sistema general de tarjetas desencadena al Crédito de Consumo incluso más mortífero que las tarjetas, como Tomas Moulian nos explica “Esta cadena crediticia aminora la rigidez de la distribución de ingresos…”³(pág 19/40 párrafo 5). Ahora sí que casi todos podemos aplicar a obtener dinero que no tenemos realmente en la práctica. No existe diferencia de clase económica. No existe una gran diferencia entre cada persona para las empresas que nos prestan sus servicios de créditos de consumo. La sociedad hedonista se presta para que consumamos sin parar y sin barreras de contención, por que ya no las hay, han sido derrotadas por la cadena crediticia. Pero las malas noticias vienen después. Las deudas, daño muy difícil de reparar que trae consigo incluso problemas sicológicos "según los últimos informes de estabilidad financiera del Banco Central, la deuda de los consumidores en Chile ha crecido más rápido que sus ingresos, alcanzando un stock de deuda del 57% de los ingresos anuales, comparado con el 37% registrado a fines del 2001" Datos que nos hablan por sí solos de lo complicada que es la situación producida por el consumo en nuestro país.
Para concluir, quisiera compartir una pequeña esperanza de solución, que refleja mi pensamiento en torno a este tema “Un grupo de diez diputados presentó el 14 de marzo de 2007 un proyecto de ley que procura regular la publicidad de los créditos de consumo, de manera que las personas sepan expresamente el monto total a pagar en cada alternativa que coticen. El objetivo es permitir a los consumidores contar con herramientas de comparación e información efectivas y oportunas sobre las distintas alternativas de crédito ofrecidas por el mercado.”. Esto es lo que necesitamos para que nuestra sociedad tenga una cultura sana de consumo, bien conformada y sin grandes deudas, en la que todos podamos acceder a la compra, pero con regulación y seriedad, no con un hambre de consumismo sin pensar. De esta manera, nuestra sociedad podría llegar a cambiar positivamente, incluso siendo habituales consumidores, pero no adictos indebidamente al consumo, generándose así, una educación del consumo.
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